MI NOMBRE ES OZYMANDIAS, REY DE REYES







Ozymandias es un soneto de Percy Bysshe Shelley, publicado el 11 de enero de 1818, y es probablemente el poema más famoso del poeta romántico, y quizás uno de los más claros ejemplos de la tendencia política de su movimiento literario. Además de la potencia de sus temas e imágenes, el poema es notable por su virtuosa dicción. El esquema de la rima del soneto es inusual y crea un efecto sinuoso y entrelazado






El poema habla del futuro de nuestras creaciones, los daños del paso del tiempo, cómo todo lo que edificamos es pasajero y la inapelable decadencia. Ambos se basaron en un pasaje del historiador Griego Diodorus Siculus, quien escribió sobre Egipto y sus faraones. Las líneas que eligieron hacían referencia al nombre con el que los griegos llamaban a Ramsés II, uno de los gobernantes más conocidos del legendario imperio. 



"Rey de Reyes Ozymandias yo soy. Si quieren saber cuán grande soy y donde yazco, permitan exceder mi trabajo".



La cuestión que abre Shelley es hasta qué punto se puede llegar y cuál es el propósito de todo nuestro esfuerzo.





Mientras existe la posibilidad de que veamos otra explosión nuclear devastando nuestro entorno, aparece en nuestra mente "Ozymandias", que en pocas líneas describe el destino de la humanidad. Su impacto en la cultura popular ha sido modesto, pero aquellas obras que lo usaron como base para desarrollar una historia, resaltan por una genialidad que nos aproxima al lado oscuro del tiempo y a nuestra inevitable fortuna.




El tema central de “Ozymandias” es la inevitable decadencia de todos los líderes y de los imperios que estos construyen sin importar cuan poderosos fueron en su tiempo.

MI NOMBRE ES OZYMANDIAS, REY DE REYES

Conocí a un viajero de una tierra antigua
que dijo: «dos enormes piernas pétreas, sin su tronco
se yerguen en el desierto. A su lado, en la arena,
semihundido, yace un rostro hecho pedazos, cuyo ceño
y mueca en la boca, y desdén de frío dominio,
cuentan que su escultor comprendió bien esas pasiones
las cuales aún sobreviven, grabadas en estos inertes objetos,
a las manos que las tallaron y al corazón que las alimentó.
Y en el pedestal se leen estas palabras:
“Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes:
¡Contemplad mis obras, poderosos, y desesperad!”

Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia
de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas
se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas»



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