EROTISMO Y HUMANIDAD


¿el hombre es un animal erótico?


“El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía”. 
Anaïs Nin, escritora estadounidense


“En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: la imaginación". 
Octavio Paz, escritor mexicano


“El instinto erótico pertenece a la naturaleza original del hombre. Está relacionado con la más alta forma de espíritu”.
 
Carl G. Jung, psicoanalista suizo




Imaginar y erotizar para ser y poseer. Los humanos hemos construido nuestra conciencia de especie a través de adquisiciones realizadas en nuestra evolución. 

Éstas han sido biológicas, etológicas y culturales. La síntesis evolutiva basada sobre aquello de lo que estamos hechos y la integración de lo que nos hace como somos.

El erotismo, una manifestación de la sensibilidad sexual, se encuentra entre la abstracción y la realidad del sexo social. De esta manera se constituye en imaginación dialéctica.

No seríamos humanos sin el erotismo, la sutilidad no sería una propiedad destacada de nuestra especie. Seguramente Plutarco tenía razón, el erotismo es la desobediencia de la razón.

EUDALD CARBONELL 


Experto en evolución humana






"Disfrutar del cuerpo del otro nunca es algo inocente y, desde este punto de vista, me parece que hemos pasado, a lo largo de los siglos y las décadas, de un error a otro. El primer error duró más de 20 siglos de Occidente cristiano y consistía en pensar que el sexo estaba “mal”, que era, de alguna manera, obra del diablo; así que se asimiló como un pecado. En los textos de San Agustín podemos encontrar esta noción. Esta demonización de la sexualidad era un error que, afortunadamente, hemos superado. Y, sin embargo, me parece que ha sido para caer en otro: ¡hemos pasado de la demonización a la banalización! A partir de los años 60 del siglo XX, son muchos los que, renunciando a toda idea de culpabilidad, quisieron ver la sexualidad tan sólo como un pasatiempo inocente y anodino como tantos otros, del que obtenían placer, como si hacer el amor fuera lo mismo que beber un vaso de agua o de vino… ¡Increíble! La singularidad del deseo sexual es que produce en nosotros una turbación especial, dado que parece enfrentarse constantemente  a una especie de ola prohibida. Incluso los pueblos que viven desnudos se esconden para hacer el amor"

André Comte-Sponville, filosofo francés






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