EUGENIO MONTEJO Bio + poema





Eugenio Montejo nació en Caracas (Venezuela) el 19 de octubre de 1938 y fue un importante poeta y ensayista de esta tierra. Fue fundador de la revista Azar Rey y cofundador de la Revista Poesía de la Universidad de Carabobo. Fue investigador en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos de Caracas, y colaborador de una gran cantidad de revistas nacionales y extranjeras.

En 1998 Eugenio Montejo recibió el Premio Nacional de Literatura de Venezuela y en 2004 el Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo.

El valor de su estimable obra poética y ensayística no ha parado de crecer en los últimos años, siendo una de las más importantes y originales de la última mitad del siglo XX.




Su obra es considerada como una de las fundamentales de la primera mitad del siglo XX y es leída en muchos países del mundo. Se dice que los suyos son poemas musicales, con mucho humor y una composición que deja en evidencia una gran capacidad para dominar el lenguaje.

Eugenio escribió poesías para niños bajo el seudónimo de Eduardo Polo, y también publicó con su nombre real tanto poemas infantiles como poesía para adultos. En sus textos se puede apreciar una ruptura absoluta de los cánones poéticos estándares del momento, con un manejo desparejo de la rima y un notorio interés por la exploración de nuevas formas en la expresividad.

En 2009, al año de su muerte, la revista de creación Palimpsesto (Carmona-Sevilla) dedicó íntegramente su número 24, como sentido homenaje, a la vida y la obra de Eugenio Montejo.




Letra profunda


Lo que escribí en el vientre de mi madre

ante la luz desaparece.

El sueño de mi letra antigua

tatuado en espera del mundo

se borró a la crecida del tiempo.

Colores, tactos, huellas

cayeron bajo túmulos de nieve.

Sólo murmullos a deshora

afloran hoy del fondo,

visiones en eclipse, indescifrables

que envuelve el vaho de los espejos.

Los ojos buscan en el aire

el espacio donde el alma flotaba

y se pierden detrás de su senda.

Lo que escribí en el vientre de mi madre

quizás no fue sino una flor

porque más hiere cuando desvanece.

Una flor viva que no tiene recuerdo.




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